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Siento escalofríos al recorrer este lugar.

Tan sólo revisar letras pasadas me ha dejado la inquietud de hacer una revisión detallada de mi vida.

Con lo poco que alcancé a ver, parece que hay saldo en rojo... me salgo debiendo. Puedo notar que, a pesar de haberlo evidenciado, volví a caer.

Y, ya me harté de estar con la cabeza contra el suelo.
En los zapatos de ella...
Ni hablar de estar en su lugar. Es una triste historia la de esta chica que está enterándose de que todo lo bueno ahora es todo lo malo.
Que no sabe ni qué hacer, ni a dónde ir, con quién estar.
No quiero estar en sus zapatos, ni en su ropa, ni en sus lágrimas -todo roído por el tiempo que no ha vuelto a verla- porque no hay nada más patético que vivir en soledad, haciendo pedazos los pocos recuerdos que le quedaron... haciendo de su historia un pedazo de papel gastado y manchado.
Amor urbano
En las calles, apenas tocando el pavimento, van rodando las sonrisas que algún día dejamos tiradas, olvidadas a su suerte o a su infortunio, teniéndose unas a otras.

Se tropiezan de vez en cuando con aquellos suspiros largos y melancólicos que cruzan de una acera a otra haciendo pausas esperando que algún automóvil los arrolle sin piedad, para acabar con el tormento de la eterna espera por el amor que nunca fue... aaah...

Los automovilistas son precavidos, no por los suspiros incautos, sino por los corazones grandes y rojos que se ven ir y venir con pasos apresurados, con los ojos desorbitados por las pasiones que se mueven cadenciosas frente a ellos, y por eso chocan unos contra otros, porque no se ven, ni siquiera oyen el bullicio...
Sigo soñando...
Sigo... soñando
el instante mágico que solo existe ahí
en las penumbras de mi subconciente   ...en la noche
una noche de verano, pero mía
aún lejana porque no está.

Quiero abrir los ojos para verte
-supongo que estoy ciega-
y sigue siendo de noche.

Yo soñando...
Antigüedades...
Voy a untarme los labios con luz de luna
antes de besar todos tus pliegues, todo tu cuerpo
así, en la próxima luna llena -noche de amantes-
sabré la ruta que he trazado en el mapa de tu piel
color desierto...

(Febrero 4, 2006)
No lo perdimos...
Vaya! Creí que mi blog (el template) no regresaría nunca a su estado normal.

Ahora me siento tranquila... Respiro...
Misiva a mi bella mujer del bosque...
Fugar la mente a otros universos
que no me alcance el dolor
que comienza a generar tu incertidumbre.

Me resisto a dejar caer esos cristales de mis ojos.
Que no llegue la humedad hueca de mi alma
hasta las raíces de la Tierra Madre.

Con la impotencia girando en mi vórtice
haciendo estragos está tu desesperación
porque te resistes...
y esa resistencia te hunde más en tus vacíos
te deja flotando en el limbo de tus miedos.

Somos materia y espíritu
somos amor, somos sueños
somos esperanza...
no desistas que yo me quedo contigo
no con tu dolor, no con mi dolor
sólo contigo mi bello refugio de niñez.

Pediré a los dioses de la Tierra y del Cielo protección.
Mientras... me fugo, me fugo, me voy...
Regla
He escuchado por ahí que debo medir lo que digo, medir las palabras cuidando lo que se dice y cómo se dice.

Que digo cosas que los demás no quieren escuchar, que se oye mal viniendo de mí. Que algún día tendré muchos problemas por lo que sale de mi boca sin la mesura necesaria...

Y me pregunto, debo usar una regla de 30 cm. o un metro de costura? Mmmh... no, mejor un metro de madera como el que usaban los profes de mate para hacer trazos en el pizarrón.

La verdad es que no creo aprender lo que es contener las palabras e improperios que pueden salir de mi cabeza y de mi corazón, porque prefiero que me conozcas como soy, que sepas lo que pienso, que si me muero defendiendo lo que pienso y creo, así será.
Cajón para guardar sueños y viajes
Si son lo que más uso, pues habrá algún lugar especial para guardarlos.
Esos sueños cargados de antaño, con olor a  madera vieja
me recuerdan que siempre te estabas muy dentro, calladito, en silencio, pero presente.

Con aquellos olores vienen colores en sepia y ligeras se sueltan desde el fondo
de ese cajón las notas de una canción que es sólo tuya y mía,
quizá porque así lo quiso el destino llamado Dios.

Voy a creer firmemente que nada es un error,
nada es casualidad. Los sueños no están en mi cajón porque alguien lo escribió.
Ahí los he puesto para tomarlos cuando yo quiera,
para disponer de ellos como postales de mis viajes.

Yo no sé si tú eres uno de mis más largos viajes por la vida o el más intermitente,
tal vez eres un pasajero igual que yo, de lo que ahora sí estoy segura es que quiero ir contigo.
Espero frenéticamente que tú quieras ir conmigo...
Sensación en "off"
Es innegable el aire de pesadez, el sentimiento extraño que anda rondando por todos lados. Yo tengo días, (qué digo días, semanas) que me siento como varios de los autores de mis blogs favoritos. En mis ratos sombríos solía acudir a ellos en busca de algún escrito que disipara mis ideas grises y locas, por lo menos por un rato y, ahora, me doy cuenta de que todos estamos si no igual, parecidos...

Es como una sensación tipo "Love is in the air" pero al revés... es como un "November rain is in the air", o más radical, cómo estar escuchando la banda sonora de "Requiem for a dream" combinado con imágenes de aquella película de Ingmar Bergman "El séptimo sello", que es una obra maestra, pero sigue siendo blanco y negro (o blanco y gris).

Todos están (o estamos) metidos en nuestros caparazones cual caracoles, es como una desazón... y me sigo preguntando al igual que el resto -casi todos- qué sigue?
Primera llamada

Una vuelta y giro entre sueños...
pregunto que hay detrás del telón rojo
quizá en espera de nuevos albores,
quizá conteniendo suspiros.

Construyo imágenes de ti
y todavía no sé si serás.
Sólo sé que estoy aquí
sentada frente al telón rojo.

Actividad interior

Me resulta inevitable detenerme y no escribir... he estado intentando no volcarme en las letras, pero no puedo retenerlo más. Ni yo misma entiendo qué demonios pasa. Demasiada ansiedad, quiero salir de aquí, quiero estar en otro lugar, en miles de lugares. Caminar y caminar, conocer caras nuevas, escuchar voces que jamás he escuchado.

Me busco, no me encuentro... ¡Qué irónico, cuando me encuentro resulta que no me ando buscando!

Alguna medicina debe de existir para este mal que me aqueja, dónde, dónde???

En casa me preguntan que qué me sucede, que me ven muy quieta, que por qué no me muevo... (bah! si supieran!).

Es un asunto de apariencias, en mi interior hay demasiado movimiento: puedo sentir mi sangre moverse como un tango dramático...  mis ideas van y vienen como locas -desquiciadas- ni yo misma las soporto... mis dedos sufren de un terrible cosquilleo a cada momento, porque no conciben el no escribir y escribir y escribir... mis labios sienten la presencia invisible de otros y esperan su turno para acechar, mis sueños giran en espiral cada vez con mayor velocidad, buscando el momento para expandirse...

Yo no puedo dormir, ya son muchas noches en que la noche cae y el día se va, todo parece al revés, todo me parece un caos... dulce destino, sólo te pido una señal...
Escenas
Me pongo mal cuando veo escenas de besos en las películas; sí, en las películas.

No me refiero a alterarme o molestarme, no, más bien es que siento que soy especialmente sensible al contacto entre dos (será una especie de proyección???).

Hace un rato viendo Closer caí en la cuenta de que cambio mi postura y pongo especial interés en ese tipo de escenas, quizá porque me gusta el lugar donde está la protagonista del beso... en el caso de hoy, me gusta la forma en la que Jude Law besa a Julia Roberts.

Ergo, me gustan los besos y las películas donde la gente se besa.
Alta probabilidad de volver a ser cursi, rídícula y evidentemente cursi.
Drama de un pasado contínuo que llegó hasta hoy
¡Vaya que es un drama de la vida abrir los baúles llenos de tiernos amores dormidos y, al no querer hacer ruido, es cuando se despiertan y se levantan enormes, alimentados por el silencio de los tiempos…!
Así son las historias cuando se revelan sin estar escritas: como una moneda que gira mostrando más caras de las que crees que tenía.

Llevo horas intentando poner en orden las ideas y me ha costado mucho más trabajo que de costumbre. Quizá se debe a que no fue cualquier evento, ni cualquier persona, ni cualquier historia… un sueño tocó mi piel y se volvió mortal, justo como les pasa a las gotas que caen de las nubes para tocar presurosas el suelo.

Anoche me senté frente a ti en el sillón y escuché tu parte de la historia, porque querías contarla, porque querías hacerme (nuevamente) parte de ella. Yo sólo te observaba, recorría con mi mirada tus gestos y el movimiento de tus ojos, como brillaban al recordar y como tu piel se estremecía con tu propia voz, mencionándome.

Estuve inmóvil durante un largo rato. Recuerdo haber sentido que al ver tus ojos humedecerse, los míos comenzaron a hacerlo también; empatamos muchas las vivencias, dimos cuenta de la conexión que se había quedado pendiente ahí, en esa parte de la vida. Me imaginé un cordón entre los dos, tan largo como las circunstancias que nos separan, tan invisible como el tiempo que nos faltó, pero tan permanente como el destino que nos puso ahí, frente a frente.

Durante un momento te detuviste y me preguntaste porqué pasó lo que pasó, y me reí nerviosa, sabía que algún día lo preguntarías. Era cuestión de honestidad, decirte que te sabía un niño a pesar de tus 18 años no me fue nada fácil, que no me quería sentir responsable de cargar tu futuro en mis manos tampoco lo fue. Eras tan bellamente incorruptible, decías haber dejado tu vocación por mí… me confesaste todo lo que eras capaz de hacer sólo por mí (y me sentí como la mujer más especial en tu mundo).

Luego, más historias, todas entretejidas, todas (según tú) relacionadas conmigo: sucedidas por tantas noches, por desvelos, por tantas mujeres, por todos tus excesos.

Las palabras se quedaron de lado, en su lugar vinieron la piel y la música, los sueños rotos sobre la alfombra y tu espalda que los detenía para no caer de lleno sobre mí. Tus brazos me aprisionaban por completo; era más de lo que me imaginé alguna vez. Tu cuerpo me hablaba en un lenguaje que no conocía, pero que aprendí gracias a la maestría de tus dedos sobre mi espalda. Pasó el tiempo que tenía que pasar rodeada de ti, respirándote, sintiéndote.

Amanecí pretendiendo que era el día anterior, pero el sueño de esa madrugada aún se hacía presente. Algo comenzó a hacer un ruido cada vez mayor, era tu voz preguntándome:

-¿Qué se hace luego de tener algo que añoraste por tanto tiempo?- no pude responder porque lo mismo preguntaba yo.

La voz se convirtió en eco…

No cambio ese instante por nada, no cambio tu mirada llena de antaño ni por un segundo de la santidad que te imaginaba.

Ya no te quiero mi santo, te prefiero de tierra, te quiero así, una vez, pero mío. Como debió ser, sabiéndonos humanos, de carne, de huesos, de dolores y de llantos...

Así son las historias que quedan en el tintero, ahí se quedan envueltas en papel, con algunos garabatos puestos por el tiempo, que después de recordar, aún me enseñan que sigo viva… que la vida aún me tiene en sus manos.
Magia de Noche de Reyes
A medida que pasa el tiempo -los minutos- siento una presion extrana en mi estomago. No es falta de comida, no estoy enferma, es que simplemente no se que esta sucediendo.

Se que busco respuestas, aunque no estoy segura de cuales son las preguntas.

Por mi parte, hay una curiosa expectacion por lo desconocido, y una arrogante intranquilidad por lo que creo saber que sucede alrededor de mi cabeza.

Es la noche de la vispera del 6 de enero del 2010. Tengo la impresion de que nada realmente impactante sucedera manana... o puede que si.

Yo solo sigo sintiendo algo raro... quiza sea el frio, o los Santos Reyes que estan por dejar una muneca debajo del arbol para mi.

Tic, tac... Tic, tac...
Del final y el principio


El principio de todo, quizá, fueron unos brazos que se abrieron en una noche fría de aquel enero.

O, sin darme cuenta, comenzó cuando mis ojos miraron los suyos fijamente, sin evadirlos como solia hacerlo cada vez que lo tenía frente a mí,  por no saber qué podría encontrar en ellos.

El trayecto recorrido por sus dedos que no tenían prisa en reconocer pequeños rincones antes inexistentes para los dos.

Un espacio que se recortaba por la proximidad de sus labios, sintiéndose cada vez más cerca de los míos.

Sus miradas bailaron acompasadas y más caricias llegaron a su fiesta en el momento oportuno.

La noche se fue para dar cabida al ritmo de su respiración, porque sólo podían oir eso.

Falta tinta para escribir lo que pudo suceder...