Me resulta inevitable detenerme y no escribir... he estado intentando no volcarme en las letras, pero no puedo retenerlo más. Ni yo misma entiendo qué demonios pasa. Demasiada ansiedad, quiero salir de aquí, quiero estar en otro lugar, en miles de lugares. Caminar y caminar, conocer caras nuevas, escuchar voces que jamás he escuchado.
Me busco, no me encuentro... ¡Qué irónico, cuando me encuentro resulta que no me ando buscando!
Alguna medicina debe de existir para este mal que me aqueja, dónde, dónde???
En casa me preguntan que qué me sucede, que me ven muy quieta, que por qué no me muevo... (bah! si supieran!).
Es un asunto de apariencias, en mi interior hay demasiado movimiento: puedo sentir mi sangre moverse como un tango dramático... mis ideas van y vienen como locas -desquiciadas- ni yo misma las soporto... mis dedos sufren de un terrible cosquilleo a cada momento, porque no conciben el no escribir y escribir y escribir... mis labios sienten la presencia invisible de otros y esperan su turno para acechar, mis sueños giran en espiral cada vez con mayor velocidad, buscando el momento para expandirse...
Yo no puedo dormir, ya son muchas noches en que la noche cae y el día se va, todo parece al revés, todo me parece un caos... dulce destino, sólo te pido una señal...
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Excelente, me identifico muchísimo con lo que expresas aquí. La eterna búsqueda interior de uno mismo, descubrir el enigma que soy y ponerlo en práctica, asombrarme y admirarme, y sentirme asustada cuando descubro, y sentirme impotente cuando no encuentro nada que descubrir, pero que sé que ahí está acechando y esperando a que tenga el valor de descubrirme...