Los sueños que las últimas noches he tenido son más parecidos a una pesadilla light, porque no llega a atormentarme lo suficiente como para despertar sudando o llorando.
No hay amanecer en el que me incorpore con la hueva de la mañana pensando qué diantres quizo decirme el sueño de la noche anterior -porque, hasta eso, sueño mucho, mucho- y hasta he clasificado mis sueños según el grado de rareza. Si alguien pudiera ver en una pantalla lo que sueño, muy probablemente me diría que qué me fumo o me tomo, porque suelo soñar cosas tan extrañas... definitivamente bizarras.
Pero no siempre es tan fácil decirlo, me cuesta trabajo no hacerle caso a mis sueños, porque desde pequeña he tenido la impresión de que me quieren decir algo relevante para mi o para otros; un mensaje oculto detrás de signos y símbolos que se vuelven ambiguos cuando abro los ojos y quiero encontrar la lógica de lo soñado.
La teoría se confirma con aquel sueño que tuve hace muchos años, creo que 10, donde fue tan fuerte la sensación de estar inmersa en lo que soñaba, que estuve todo un mes repitiendo totalmente convencida que era una "guerrera del ejército de la luz" y había luchado durante toda la noche contra las 'fuerzas oscuras' que pretendían comenzar una gran batalla (...jaja).
En todo este asunto onírico, he analizado, por creerlo conveniente, mis papeles dentro de mis sueños... soy la que observo, soy testigo, soy fantasma, no existo, soy protagonista, los violento, influyo en ellos, los manipulo o me manipulo dentro de ellos. Por lo menos estoy segura de que no son fotocopia de nada que viera en la tv, ja.
Pero no por eso dejo de preguntarme qué significará tener sueños tan diferentes como los recientes: anoche soñé que manejaba, sólo manejaba. Iba a 130 o 140 km/hr y alguien iba a mi lado -no podía verle la cara- yo no podía frenar por ser una especie de carretera multicarril. Había demasiadas curvas, eso no me dejaba frenar y bajar la velocidad para tomar el camino que yo quería (o que me llevaría a donde tenía que llegar, da igual). Fue desesperante, sentí impotencia. Yo no pude tener el control de la situación, lo cual, por mi condición controladora, parece una bendición.
Sueño en clave, con sueños nítidos, a color, viendo los rostros de quienes comparten conmigo esas dimensiones, interactuando con ellos de tantas formas, y me hace pensar que hay muchas cosas detrás de lo que vivo cotidianamente.
Por eso nadie me quita de la cabeza que mis sueños, todos mis sueños, me están susurrando un secreto al oido, para que me de cuenta de algo. Por eso suspiro entre letras, me sonrío volteando la mirada, deseando nunca dejar de soñar.
Y me recuerdo a mi misma la hermosa frase de Calderón de la Barca:
"¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra,
una ficción; y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los
sueños, sueños son." Pedro Calderón de la Barca
ahhh!!! excelente poema...
Recuerdo que lo recitó Joaquin Cordero en su Homenaje el año pasado...
"La vida es sueño"... ha sido un parteaguas en mi vida.
andaba por aca visitandote y leyendote un rato, me gusta este blog.
saluditos!