Te miro en el reflejo de la ventana y me doy cuenta de que el tiempo se ha detenido al poner mis manos en tu espalda; que tu piel siempre ha sido el lienzo donde he escrito los poemas de amor que nunca terminé, que tu boca es el descanso de mis besos que corren con la prisa del mundo, que es entre tus brazos donde tengo mi refugio para este fin del mundo.
Eres tú después de tantos años. Has venido a borrar todo lo que pasó para traer un nuevo recuerdo, uno que parece que durará toda la eternidad. Me has buscado para encontrarte y resulta que ahora me encuentras a mí, en cada espacio de tu ser.
Si me preguntas dónde estaba te diré que estaba habitando cada uno de tus sueños, cada suspiro al atardecer, cada canción... que hoy me mudaré a cada uno de tus pensamientos, me colgaré de tus sonrisas que hago mías todas las mañanas y que me abrazaré de tu corazón para no dejar pasar el tiempo como lo hicimos desde hace veinticinco años.
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