Sé que una vez que entre, nada volverá a ser igual... (¡Qué alivio!)
Cierro los ojos y camino despacio, tres pasos hacia atrás, en silencio para no despertar a mi realidad que duerme tras de mí. Puedo sentir tu sueño cerca, esperándome con ansía -aunque no sé para qué- con sus espacios abiertos para sentirme como en mi sueño.
¿Y si me quedo dentro? Podría vivir en el jardín espiral que encontré la otra noche, alimentarme de ti, vestirme de sonrisas y volverme eterna... dormiría con los ojos abiertos...
Esta noche, pasearé por las puertas que me llevan a los escenarios que pintas con tus dedos -esos que cambian de forma repentina-, entraré en ellas para hundirme en ti, en ese laberinto vertical que aún no conozco...
Después, si despiertas y me encuentras ahí, no te asustes, que algún día seguramente lejano encontraré la manera de salir.
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