Fugar la mente a otros universos
que no me alcance el dolor
que comienza a generar tu incertidumbre.
Me resisto a dejar caer esos cristales de mis ojos.
Que no llegue la humedad hueca de mi alma
hasta las raíces de la Tierra Madre.
Con la impotencia girando en mi vórtice
haciendo estragos está tu desesperación
porque te resistes...
y esa resistencia te hunde más en tus vacíos
te deja flotando en el limbo de tus miedos.
Somos materia y espíritu
somos amor, somos sueños
somos esperanza...
no desistas que yo me quedo contigo
no con tu dolor, no con mi dolor
sólo contigo mi bello refugio de niñez.
Pediré a los dioses de la Tierra y del Cielo protección.
Mientras... me fugo, me fugo, me voy...
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He escuchado por ahí que debo medir lo que digo, medir las palabras cuidando lo que se dice y cómo se dice.
Que digo cosas que los demás no quieren escuchar, que se oye mal viniendo de mí. Que algún día tendré muchos problemas por lo que sale de mi boca sin la mesura necesaria...
Y me pregunto, debo usar una regla de 30 cm. o un metro de costura? Mmmh... no, mejor un metro de madera como el que usaban los profes de mate para hacer trazos en el pizarrón.
La verdad es que no creo aprender lo que es contener las palabras e improperios que pueden salir de mi cabeza y de mi corazón, porque prefiero que me conozcas como soy, que sepas lo que pienso, que si me muero defendiendo lo que pienso y creo, así será.
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