Es extraño extrañar la extrañeza de tu compañía,
que se ha convertido en un cúmulo de cosas para extrañar.
Trato -pero no mucho- evitar extrañarte
en esas tardes que llegas sin avisar
y te alojas en el fondo de mi mente
instalándote plácidamente
cual extraño visitante invasor.
Extraño tenerte frente a mi
hablando sin parar, mientras observo
que vaya si eres extraño
y eso es lo que más disfruto de ti.
Tan extraño...
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